sábado, 1 de marzo de 2014

Frederick, el críacuervos.

El siguiente relato contiene una historia antigua encontrada en un libro llamado ´´Grandes Leyendas Españolas Del Siglo XX ´´, libro fue hallado entre los restos de una vieja casa en Ayamonte, Huelva. Este libro contaba los casos mas extraños sucedidos en España hasta el año de su publicación, casos perturbadores, paranormales y reales.
1857, Andalucía, en la soledad del campo se encontraba una casa de tres plantas que presentaba un estado muy deteriorado. Al lado de la casa había una gran bodega de vino y al igual que la casa, presentaba un aspecto sucio y viejo. Los dueños de estas dos propiedades eran dos hermanos, Federico De Mendoza y Santiago Martín De Mendoza. Federico era una persona que sufría una extraña enfermedad, enfermedad que le hacía tener un aspecto siniestro ya que tenía deformidades por todo su cuerpo. Pese a ello, Federico era una persona educada y elegante.
Martín era una persona normal en lo que a salud se refería pero era una persona seria, mal humorada, fría y amargada.
Con ellos vivía una niña de ocho años llamada Margareth. Estaba acogida temporalmente ya que sus padres habían tenido que inmigrar por motivos de trabajo y la pequeña tuvo que quedarse con los dos hermanos. Federico tenía muy buena relación con ella, jugaban y pasaban días enteros juntos, sin embargo Santiago era duro y cruel con ella, la trataba mal y la hacía llorar. Cuando esto sucedía Federico se llevaba a la niña de excursión al campo y pasaban un día precioso entre juegos y risas, la niña afirmaba que Federico era su mejor amigo y este decía que la sonrisa de la pequeña era lo que hacía olvidar su horrible enfermedad y le hacía sentir vivo.
Una noche, entorno a la 1:50, mientras Margareth dormía en la tercera planta de la casa, que era un ático lleno de trastos pero habitable, la niña despertó y vio una luz amarillenta junto a unas sombras en la bodega. La niña bajó a ver que ocurría y por la ventana de la bodega observó como los dos hermanos discutían acaloradamente. Santiago se disponía a salir de la bodega pero Federico le agarro del brazo a lo que santiago respondió con un empujón, Federico cayó al suelo y Santiago, con una tabla de madera, golpeo en la cara de su hermano hasta desfigurarla. La niña al ver esto regreso a su cama y se durmió del miedo que tenía. A las 3:30 Mrgareth despertó de nuevo, oía susurros por toda la habitación y en la puerta vio la silueta de un hombre con un gran sombrero de pico, la niña no veía la cara de ese sujeto,cerro los ojos y se arropo hasta quedarse dormida de nuevo. A la mañana siguiente Santiago actuaba de manera extraña y paranoica, la niña observó que en medio del campo había un espantapájaros, se dirigió a el y vio que era Federico con la cara tapada con un trapo que aún emanaba sangre de el rostro, lo que más perturbo a la niña fue el sombrero ya que era el mismo que tenía la silueta que vio aquella noche. La niña regreso a la casa y Santiago le advirtió de que Federico se había ido de viaje. Por la tarde, casi al caer la noche, todo se lleno de cuervos, no dejaban de apilarse en la bodega y Santiago decidió ir a espantarlos armado con una escopeta. Cuando estaba a punto de entrar en la bodega una silueta como la de el espantapájaros salió de ella y se dirigió hacia el asesino, Santiago disparó pero el sujeto se quedo inmóvil, observándolo mientras, sin razón alguna toda la gran cantidad de cuervos atacó a Santiago, al que finalmente desfiguraron la cara. El sujeto miró a la niña que observaba desde la ventana de la habitación y lo que la pequeña presenció fue algo horrible. El hombre no tenía rostro, su cara era una calavera con trozos de piel en algunas zonas, sonrió a la pequeña que asustada se escondió detrás de su armario. La silueta apareció de la nada detrás de ella, la niña llorando se acurrucó en sus rodillas, el ser le acarició durante unos segundos, después desapareció.
Hoy en día muchos niños, sobre todo niñas, han afirmado haber presenciado en la puerta de sus habitaciones por la noche una silueta como esa. En 1920 el pequeño Miguel Augustin que vivía con su abuela en Almería le decía a esta que por las noches veía una silueta con un gran sobrero de pico al lado de la puerta de su habitación, la presencia se quedaba ahí de pie unos segundos y después se le acercaba y le susurraba al oído - Soy tu amigo-. El niño desapareció en extrañas circunstancias. 


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